Génesis de mi colección (2009)

Si bien mi colección lecto-musical es incipiente en comparación con las de muchos Camaradas de Guerrilla que tengo, me parece que es aceptable comparada con el tiempo que tengo para sacarle un provecho real. De mi padre heredé esta rara mezcla de pasión-costumbre-hábito-obsesión-manía-compulsividad-fanatismo de tener libros en casa (claro, y de leerlos de vez en cuando, se supone que para eso son) así como de tener la música que me apasiona.

En caso de mi padre la música que Él veneraba fueron las antiquísimas guarachas, boleros, cumbias sesenteras, las innumerables producciones de la Sonora Matancera, música criolla, (creo que estos conforman el 80 % de su colección), salsa dura y sensual, Daniel Santos, algo de rancheras y tangos, nueva ola peruana, waynos, algo de rock y funky comercial de los 70s, música internacional entre otros. Además mi padre tenía una peculiar obsesión por pasar a casetes tanto sus cds como Lps, y hacer sus propios compilados, como si tenerlos en el formato original no fuera suficiente.

En libros, tenía una impecable colección que fue robada en mi infancia por los desvalijadores de viviendas, y se volvió a re-construir otra colección con ejemplares como la Enciclopedia Visual de Océano, Colección Científica del TimeLife, La Cocina de Doña Petrona (se perdió este!), La Colección del ¿Sabes Quien? y los libros del Como, Donde, Por qué, Cuando? entre otras joyitas de aprendizaje juvenil y general. Luego vinieron las colecciones que salieron con los libros de El Comercio, Ojo, y otros tantos diarios de Lima.

Me llegó el turno e incrementé la colección con libros de Historia del Incanato, Historia Precolombina, Ingeniería, Ecología, Historia del Perú, Universal, Grandes Enigmas, Fenómenos Paranormales, Esoterismo, Luciferismo, Religiones, Masonería, Sectas y Sociedades Secretas, Novelas, Motivación y Enseñanza Sexual. Los fanzines y cómics, por su vejez, poco volumen individual y maltrato dado, los tengo separados en un estante aparte.

Mi pasión por los cómics me vino desde niño en la cual mi querido tío Q.E.P.D. (Manuel Arias, Tnte Comandante de la Marina de Guerra del Perú) compraba con su sueldo y luego con su pensión, innumerables libros de todo tipo, así como comics de editorial Novaro y otras mexicanas, y quien siempre me regalaba ejemplares de esos cómics. Llegue a tener varios, de los cuales se me ocurrió una vez llevarlos a Jr. Bolivia y vendérselos a un vendedor ambulante de comics, quien me dio una suma irrisoria, y con ese dinero le volví a comprar otros comics a precio de venta. Cabe decir no se porque me deje engañar tan atrozmente, creo que es la principal cosa de la que me arrepiento en mi vida. También perdí una cantidad enorme de comics al prestárselos a un auxiliar de colegio, quien nunca me los devolvió. Imagínense… un casi profesor tirando perro muerto a un alumno. Y gracias a mi timidez y mal entendido concepto de jerarquías, no me atreví de insistir en solicitarlos después de unos inútiles y débiles intentos.

La colección musical de mi padre la guardé (en realidad siempre estaba bien guardada, pero a la vez era muy frecuentemente utilizada), regalé algunos ejemplares a sus hermanos, y mi colección empezó a crecer de manera exponencial. De infante mis inicios musicales fueron creo el factor común de los niños del 76. Crecí escuchando Yola Polastri, el Tío Johny, el fondo musical de Marcos y Heidi, el Circo de Popy, los cuales a pesar de ser dirigidos a un público infantil gozaron en su época de un reconocimiento y popularidad por sus estribillos, coros y música ingeniosas y pegajosas. Estudié marinera en las vacaciones útiles y nació mi aprecio por las costumbres peruanas. En el colegio, debido a la influencia de los compañeros y la música escuchada por mi padre y de moda en la televisión, escuchaba salsa y prácticamente me conocía todos los temas nuevos, intérpretes, etc. En sexto de primaria veo a un compañero de colegio con un polo de IRON MAIDEN (ahora en retropectiva me parece que era el LIVE AFTER DEATH o el KILLERS, no recuerdo bien) y me preguntaba que infiernos era esa criatura y como era posible que estuviera impresa en un polo, y es más: que el compañero me dijera que era una banda musical. Pasaron 5 años mas para que lo descubriera.

Fue en 3ero de secundaria (año 91) cuando descubrí a GUNS N ROSES y progresivamente me empezó a llamar mas este lado de la música. En 5to de secundaria un vecino me traía casetes «originales» (las portadas eran muy similares, pero los casetes eran definitivamente copias) de bandas de rock variadas, y entre ellas me vendió el de una banda llamada METALLICA «Master of Puppets». Sin embargo este era algo totalmente diferente comparado al tema suave que salía en Radio Doble 9 llamado «Nothing Else Matters». Este «Master of Puppets» resultó ser una bomba de hidrógeno, demasiado pesado para mis gustos. Así que lo guardé. Sin embargo me intrigaba porque esa música tan pesada podía ser catalogada  de música. Exploré en ese lugar llamado «La Colmena» que era un lugar ambulatorio donde vendían casetes piratas y Vinilos en la Av. Nicolás de Pierola, a un costado de la Universidad Federico Villarreal, y donde veías a seres monstruosos, de los cuales sobreviven aun Borrego, entre otros cuyos nombres no recuerdos, pero si sus fisonomías. Compré el famosito álbum negro de METALLICA, FORDIDDEN, conseguí el original de IRON MAIDEN – LIVE AFTER DEATH versión peruana entre otras cosillas. Una pasión nació. Otro vecino, futuro integrante de una banda de Death Metal limeña, me facilitó material como SODOM – Agent Orange, SLAYER – Reign in Blood y DEATH – Leprosy. Me volví un maníaco… adquirí todo lo que dijera Metal en algún lugar… Me gastaba (invertía es la palabra) todos mis centavitos en comprar tapes piratas sea en Colmena o en galerías Brasil. Ya en la universidad vino la selectividad… Existían tantas bandas de Metal, que no podías tenerlas todas… debías de ser un poco mas cuidadoso en comprar, salían bandas que incursionaban en géneros extraños, fusiones… Y encontré el Black Metal… estilo que me cautivará hasta el final de mis noches.

Pero también incursioné en géneros alejados del Metal como la Música de salón o Clásica en su acepción amplia (Vivaldi, Bach, Beethoven, Dvorak, Brahms). Descubrí a la madre del tema de SARCÓFAGO «Sex, Drinks & Metal» la cual se llamaba «Women, Wine & Waltz» de Strauss. Pero no debía irme tan lejos del Perú si deseaba escuchar sonidos fabulosos. Descubrí agrupaciones/intérpretes/compositores como LAS QUENAS IMPERIALES, VIOLINES DEL PERU, FLORENCIO CORONADO, IMA SUMAC, WARAWARA, grandiosos exponentes de lo nuestro…

Actualmente suelo escuchar: Black Metal, Death Metal, Heavy Metal, Thrash Speed Metal, Doom Metal, Música Clásica desde barroca hasta contemporánea, Soundtracks de películas sinfónicos en especial, Música Andina, y en menor medida Música Medieval (hablo de real música compuesta en el siglo XII), así como Música Atmosférica compuestas por integrantes envueltos en bandas de Metal, Rock Peruano, Rock en Inglés.

La tecnología trajo otras ventajas: el mp3, compresión de archivos que reproducen sonidos de manera digital, de manera similar al cd, pero por su formato mas fáciles de llevar y copiar y escuchar. Parecía el fin de los discos originales, de sus estuches, presentaciones, cartones, impresiones, pero no es así. Por lo menos no aún. Mi empecinamiento retro me llevó (a mí y a muchos) a valorar mas la presentación en vinilo, los artes y presentaciones en mayores tamaños, el sonido grave que dicen los entendidos sale del cuadrafónico (la verdad siempre he sido un desorejado para estas exquisiteces, me vale tanto en sonido un LP, un CD o un mp3, lo único que necesito es un buen reproductor de cualquiera de estos formatos).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s